“Competir es un Hábito”

Podemos definir un Hábito como “la práctica habitual de una persona o colectivo”, es decir, aquellos comportamientos y actitudes que estamos “acostumbrados” a mostrar en nuestro día a día.

Cada deportista, entrenador o equipo tiene sus propios hábitos, los cuales se pueden observar y apreciar en cada partido o competición que afrontan. De hecho, muchos de esos hábitos son los que caracterizan a esa persona o grupo.

Afianzar buenos hábitos es clave para poder mostrar nuestra mejor versión, pero…

¿Por qué es tan importante conseguirlo?

Nuestros hábitos son aquellos comportamientos que tenemos más interiorizados, casi automatizados. Son producto de muchas horas de práctica o de mucho tiempo llevándolos a cabo. Nos hacen sentirnos seguros, son comportamientos que encuentran en lo que comúnmente conocemos como nuestra zona de confort y, por ello, aparecen con más frecuencia en aquellos momentos de tensión o más complicados dentro de las competiciones.

Si estos hábitos no nos ayudan a rendir mejor, nuestras posibilidades de conseguir buenos resultados se reducen. Para conseguir esto, es necesario entrenar y entrenar, dedicarle tiempo e interiorizar aquellas acciones que nos pueden ayudar a rendir mejor en momentos muy concretos.

Los deportistas y equipos con buenos hábitos son mucho más sólidos, se muestran más seguros y, sobre todo, son más regulares.

 

Los mejores equipos no hacen cosas extraordinarias en cada competición o partido, simplemente, están habituados a ello.

Pongamos un ejemplo; si un deportista o equipo quiere trabajar la resiliencia, es decir, la capacidad de seguir “luchando hasta el final y no dar un punto o partido por perdido hasta el último minuto”, debemos empezar a hacerlo en los entrenamientos.

Un piragüista que tiene este objetivo ha de acostumbrarse a remar llegando al límite de sus fuerzas hasta atravesar la línea de meta, un jugador de fútbol debe seguir presionando a sprint en cada jugada, independientemente del marcador o del ejercicio.

Esto requiere tiempo y esfuerzo, pero, sobre todo, requiere consciencia. Debemos tener muy claro que el objetivo que perseguimos haciendo eso en los entrenamientos es afianzar nuestro comportamiento para que, en los momentos importantes de la competición, no tengamos que hacer un esfuerzo para hacerlo, sino que forme parte de nuestra forma de competir.

Pero, entonces, ¿Qué hábitos son los más importantes para rendir?

La respuesta a esta pregunta, como muchas otras en psicología, es muy sencilla: depende…

Depende de tus características como deportista, del deporte, del nivel de competición, de los objetivos que persogas como entrenador, etc.

Sin embargo, hay una serie de comportamientos que, por normal general, aumentan las probabilidades de conseguir un buen rendimiento.

Preparar bien las competiciones, respetar los tiempos de descanso, invertir el mayor esfuerzo posible en todas las jugadas, repeticiones, etc., cuidar nuestro auto dialogo interno o comunicarnos con nuestro entorno pueden ser hábitos adecuados para rendir.

Si os gustaría descubrir qué hábitos os pueden ayudar a rendir mejor u os gustaría que profundicemos en alguno en concreto no tenéis más que comentar en nuestras redes sociales una vez hayáis leído este artículo.

Ahora ya sabéis lo que toca, identificar, establecer objetivos y…

¡A entrenar!